NUESTRA SEÑORA, MADRE DEL BUEN CONSEJO
En 1903 León XIII incluyó la invocación «Madre del Buen Consejo» en la letanía lauretana. El culto a la Virgen con el título de Madre del Buen Consejo, difundido hoy por el mundo entero, tiene su origen en la ciudad de Genazzano, situada a las puertas de Roma, donde tiene un célebre santuario. El 25 de abril de 1467 un fresco que representaba a la Virgen con el Niño que abraza a la Madre, «apareció de modo admirable» sobre una pared de la iglesia agustina que se encontraba en restauración. Inmediatamente la iglesia se convirtió en meta de peregrinaciones y la imagen estática de la Virgen del Buen Consejo se difundió por el mundo entero.
Con razón honramos a María con el título del Buen Consejo, ya que ella es Madre de Cristo, «el Consejero admirable» (Is 9, 5), vivió bajo la guía del Espíritu de consejo y acogió íntimamente el eterno Consejo de recapitular todas las cosas en Cristo (cf. Ef 1, 10).
Al honrar a la Virgen del Buen Consejo queremos implorar de Dios el don del consejo, «para que nos haga conocer lo que agrada a Dios, y nos guíe en las peripecias de la vida».
Madre del Buen Consejo: himno a Nuestra Madre
El agustino recoleto José Manuel González Durán ha puesto música, dentro de la colección ‘Todo en Dios’, al himno de vísperas de la liturgia agustiniana de las horas.
“Madre del Buen Consejo” es el título de la canción dedicada a Nuestra Señora, Madre del Buen Consejo, compuesto pro el cantautor agustino recoleto José Manuél González Durán. El religioso ha puesto música al himno de vísperas que se dedica a la advocación mariana en su día -26 de abril- en la liturgia agustiniana de las horas. La canción es el tercer tema de la colección ‘Todo en Dios’, que recoge canciones e himnos dedicados a los santos, devociones marianas y festividades de la familia agustiniana. Todas las composiciones han sido compuestas por José Manuel González Durán, con el arreglo musical de Andrés Tejero. El proyecto “Todo en Dios” es una iniciativa conjunta de la Oficina de Comunicación y el Secretariado General de Espiritualidad y Formación de la Orden de Agustinos Recoletos.
¡Oh, Consejo inefable
que hallo modo fecundo
de redimir al hombre
de vieja esclavitud,
al elegirte madre
para venir al mundo,
te enseñó a ser modelo
y escuela de virtud!
Y mientras las caricias
le ofreces de tu mano
qué arcanos celestiales
tu amor aprenderá,
y aquel humilde y pobre
taller del artesano
qué cátedra sublime
de santidad será.
ESTRIBILLO
Desde que diste al Verbo
naturaleza de hombre
Madre del Buen Consejo
te llama el pueblo fiel;
y al repetirlo encuentran
en este dulce nombre
el corazón consejo
y nuestros labios, miel.
Enséñanos, Señora,
cómo seguir sus huellas
y hacer de las alturas
camino de la cruz;
con tus dulces miradas
y tus virtudes bellas,
Madre del Buen Consejo,
llévanos a Jesús.
ESTRIBILLO
Desde que diste al Verbo
naturaleza de hombre
Madre del Buen Consejo
te llama el pueblo fiel;
y al repetirlo encuentran
en este dulce nombre
el corazón consejo
y nuestros labios, miel.
A ti, Verbo hecho carne,
nacido de María,
que redimiste al hombre
con infinito amor,
al Padre que te engendra
y al que procede de ambos
por siempre y por los siglos
sean gloria y honor.
ESTRIBILLO
Desde que diste al Verbo
naturaleza de hombre
Madre del Buen Consejo
te llama el pueblo fiel;
y al repetirlo encuentran
en este dulce nombre
el corazón consejo
y nuestros labios, miel.
el corazón, consejo
y nuestros labios, miel.
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LA VOCACIÓN ES PARA ENCARNAR LA BELLEZA DEL EVANGELIO
Desde hace ya 61 años se convoca una jornada de oración por las vocaciones en toda la Iglesia. Fue el papa Pablo VI quien, en el acontecimiento del Concilio Vaticano II (1962-1965), puso en marcha esta iniciativa a través de un mensaje. Los papas sucesivos le dieron seguimiento y cada año escriben un mensaje acerca de la importancia que reviste la vocación y las vocaciones en la Iglesia.
Es una jornada en la que ciertamente se reflexiona acerca del misterio y la belleza de la vocación y de las vocaciones pero, sobre todo, se convoca para promover la oración intensa al Dueño de la mies, para que envíe trabajadores para la cosecha (cf. Lucas 10,2).
El contexto de la vida de la Iglesia donde se inserta la jornada es siempre el cuarto domingo de Pascua o domingo del Buen Pastor, como también se le conoce por leerse el en la celebración de la Eucaristía el pasaje del Buen Pastor del Evangelio de san Juan (cf. Juan 10, 1ss).
Este año 2024 el Papa Francisco titula su Mensaje para la Jornada Mundial de oración por las vocaciones “Llamados a sembrar la esperanza y a construir la paz”. La vocación, en cuanto llamada divina, no puede desentenderse de las llamadas ocasionales a que nos emplaza el Espíritu Santo en las circunstancias concretas de la historia. En este sentido, frente a una sociedad desesperanzada y enfrentada, el Papa convoca a cada vocación y a todas las vocaciones a sembrar esperanza y a construir la paz.
El discurso del Papa es un mensaje que anticipa la celebración del Año Jubilar del 2025, que tiene por lema “peregrinos de la esperanza”. Y como preparación previa al Jubileo, el 2024 Francisco convocó un año sobre la oración cristiana; una ocasión para crecer en la conciencia de estar delante de una Presencia que le aporta un sentido de esperanza a la vida y la orienta a la verdadera felicidad. De ahí que la oración por las vocaciones, sembrar la esperanza y construir la paz son los temas centrales del Mensaje.
El Papa Francisco abre el mensaje invitando al pueblo fiel en camino a considerar el precioso don de la llamada del Señor, y a encarnar la belleza del Evangelio en el proyecto de amor de cada estado de vida. Nada como la respuesta libre a la vocación ayuda a alimentar el deseo de felicidad que todos los seres humanos llevamos dentro, sugiere también el Papa.
Del amplio y sugerente Mensaje del Papa para la 61ª Jornada Mundial de oración por las vocaciones, nos detenemos en lo que les dice a los jóvenes:
“A los jóvenes, especialmente a cuantos se sienten alejados o que desconfían de la Iglesia, quisiera decirles: déjense fascinar por Jesús, plantéenle sus inquietudes fundamentales. A través de las páginas del Evangelio, déjense inquietar por su presencia que siempre nos pone beneficiosamente en crisis. Él respeta nuestra libertad, más que nadie; no se impone, sino que se propone. Denle cabida y encontrarán la felicidad en su seguimiento y, si se los pide, en la entrega total a Él”.
Podríamos considerar con calma las cuatro provocaciones del Papa a los jóvenes: déjense fascinar por Jesús, plantéenle sus inquietudes fundamentales, déjense inquietar y denle cabida a Cristo y encontrarán la felicidad en su seguimiento. Dejarse fascinar por Jesús, orar las preguntas fundamentales del corazón, dejarse inquietar y seguir a Cristo.
Ahora bien, no conforme con estas cuatro provocaciones, cierra el Mensaje con una quinta:
“Les digo una vez más, como durante la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa: “Rise up! – ¡Levántense! Despertémonos del sueño, salgamos de la indiferencia, abramos las rejas de la prisión en la que tantas veces nos encerramos, para que cada uno de nosotros pueda descubrir la propia vocación en la Iglesia y en el mundo y se convierta en peregrino de esperanza y artífice de paz. Apasionémonos por la vida y comprometámonos en el cuidado amoroso de aquellos que están a nuestro lado y del ambiente donde vivimos. Se los repito: ¡tengan la valentía de involucrarse!
Esta es la llamada de Jesús a los jóvenes en los evangelios: ¡levántense! Que quiere decir despertar, dejar atras la indiferencia y apostarle a la libertad… Esas son las condiciones de posibilidad para ser peregrinos de esperanza y constructores de la paz.
El Papa Francisco lo tiene claro: las transformaciones que tanto anhelamos que ocurran en muestra sociedad solo tendrán lugar cuando se pruebe en el corazón pasión por la vida y compasión por los que están a nuestro lado; en especial por aquellos que sufren. En este sentido, la vocación es el modo como Jesús, el Señor, nos mete de lleno en la vida y nos implica a fondo en la misma.
Fabián Martín Gómez, agustino recoleto
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ENTREGA DE RELIQUIAS A LOS PROVINCIALES
Este viernes 19 de abril, en medio de la reunión de Priores Provinciales con el General de la Orden de Agustinos Recoletos; Fr. Javier Tello, Prior Provincial de Santo Tomás de Villanueva y Fr. Bernard Amparado, Prior Provincial de San Ezequiel Moreno; recibieron de manos del Postulador general de la Orden, Fr. Gabriel Robles, las reliquias de san Ezequiel Moreno y de Santa Rita de Casia, dos santos venerados ampliamente en la familia agustino recoleta.
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¡GRANADA EN MARCHA! CELEBRADA LA XVIII CARRERA POPULAR MEMORIAL PADRE MARCELINO
3.000 corredores se unen para que se construya un pozo de agua en Sierra Leona, en colaboración con la Red Solidaria Internacional Arcores.
Granada se ha convertido este domingo, 14 de abril de 2024, en el escenario de la XVIII Carrera Popular Memorial Padre Marcelino, la tradicional prueba que cada año organiza el Club Deportivo Agustinos en colaboración con la Concejalía de Deportes del Ayuntamiento de esta ciudad andaluza.
Más de 3.000 corredores han llenado las calles, no sólo en busca de la victoria, sino movidos también con el firme propósito de contribuir al proyecto de la Red Solidaria Internacional Arcores en Sierra Leona. La carrera se ha desarrollado en cuatro circuitos diferentes, lo que ha permitido dividir la competición, a su vez, en distintas categorías.
De esta forma, mediante del dinero recaudado con las inscripciones y el dorsal cero, cada paso dado en Granada se ha traducido en un gesto de ayuda para la construcción de un pozo de agua en el campus escolar de Saint Paul, en la comunidad rural de Kamalo, al norte del país.
Esta infraestructura garantizará el acceso al agua potable a cientos de estudiantes y habitantes de la comunidad y se promoverá, asimismo, el desarrollo sostenible y la mejora de las condiciones de vida del lugar. De igual modo, se evitará que los niños de esta escuela y sus familias tengan que recorrer muchos kilómetros en busca de agua y que la consuman contaminada de ríos o zonas estancadas, con el consiguiente peligro de que contraigan enfermedades graves.
El campus escolar, que cuenta con 710 estudiantes y 14 profesores, ha sido uno de los lugares en los que se ha detenido el Prior general de los agustinos recoletos, Fr. Miguel Ángel Hernández, durante la visita que realizó recientemente a este país africano. Además, constituye uno de los proyectos más importantes para la Orden en Sierra Leona. Junto con esta iniciativa, se desarrollan actividades formativas y de sensibilización, dirigidas a la comunidad, sobre el uso adecuado del agua potable y otras prácticas higiénicas.
Conoce más acerca de la carrera Carrera Popular Memorial Padre Marcelino en su página web.
Sobre ARCORES
Arcores es una red internacional de solidaridad estructurada en nodos por países. Cada país en donde está presente la Familia agustino recoleta cuenta con una Arcores nacional, constituida como una entidad jurídica conforme a su legislación propia. Cada Arcores nacional está integrada por todas las ramas de la familia agustino recoleta presentes en el país, con sus respectivas ONG, instituciones e iniciativas sociales ya existentes.
Arcores tiene la responsabilidad de impulsar y potenciar el trabajo por la justicia social y la solidaridad de la Familia agustino recoleta en el país. Para ello, se organiza de la manera más conveniente según su realidad y define las prioridades, líneas de actuación y proyectos que llevará a cabo en función de su experiencia, capacidad y de las necesidades sociales de su realidad concreta.
Se puede obtener más información sobre la Red Solidaria Internacional Arcores en su página web.
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ENCUENTRO ANUAL DEL PRIOR GENERAL Y SU CONSEJO
Hoy 15 de abril inició en Roma el encuentro anual del Prior general y su Consejo, con los priores provinciales. Durante esta semana estarán reunidos compartiendo el caminar la Orden y evaluando el Proyecto de Vida y Misión. Oremos por los frutos de este encuentro.
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EL PRIOR GENERAL EN ÁFRICA
El Prior general está de visita en los países africanos en los que existe presencia de la Familia agustino recoleta. El recorrido se inició en Kenia el pasado 24 de marzo de 2024. En este país, Fr. Miguel Ángel Hernández vivió la Semana Santa con las comunidades de monjas agustinas recoletas de Lodwar y Wote.
La primera es la localidad de mayor población del noroeste de Kenia y pertenece a la Federación de monjas Agustinas Recoletas de México. Resulta curioso que, en su visita, se despidiera de las hermanas bajo la lluvia, pues ese fenómeno no se producía desde el mes de noviembre de 2023. El Prior general les agradeció que sean presencia de Dios, de la Iglesia y de la Orden en estas cálidas y acogedoras tierras turkanas.
Por su parte, Wote se encuentra más cerca de Nairobi, a unas dos horas de viaje por carretera. El Monasterio de Nuestra Señora de la Consolación forma parte de la Federación de monjas Agustinsa Recoletas de España. Allí, el obispo de la Diócesis, Mons. Paul Kariuki Njiru, saludó a Fr. Miguel Ángel al final de la Misa Crismal y le deseó una feliz estancia en Kenia.
El Prior general presidió la Misa de la Cena del Señor en el citado Monasterio de Nuestra Señora de la Consolación.
En esta segunda visita, el Prior general ha expresado la profunda alegría que le ha causado celebrar la semana de Pasión de Nuestro Señor en contacto con los cristianos que viven su fe en África, continente que vio nacer a san Agustín hace diecisiete siglos. Durante estos primeros días ha constatado cómo la fe cristiana sigue muy viva en los corazones africanos.
A partir de mañana, 1 de abril de 2024, durante la primera semana de Pascua, el Prior general visitará las comunidades de agustinos recoletos de Sierra Leona, regresando a Roma el día 7.
Conoce el paso de la visita del Prio General en: https://www.facebook.com/miguelangel.hernandezdominguez.58Tomado del sitio web de la OAR
EL PRIOR GENERAL EN ÁFRICA
ORAR CON SAN AGUSTÍN
La Pascua es un tiempo de gozo y alegría. Y, también, para la oración sustentada en la fe, la esperanza y la caridad. Además, tras el rezo del Ángelus el Domingo de la Palabra, 21 de enero, el Papa Francisco abrió el Año de Oración, que se celebrará en 2024 como preparación para el Jubileo de 2025. El Papa desea que este año ayude a todos a “redescubrir el gran valor y la absoluta necesidad de la oración” y considera que “es un “momento privilegiado para redescubrir la necesidad de la oración diaria”.
Por ello, con vistas a ese evento jubilar en el que se abordará el tema “Peregrinos de esperanza”, se nos invita a incrementar la relación con Dios para regar nuestras almas y a buscar momentos adecuados para ello, tanto individuales como comunitarios.
Como ha escrito Francisco: “Estoy seguro de que los obispos, sacerdotes, diáconos y catequistas encontrarán durante este Año las maneras más adecuadas para poner la oración en el centro del anuncio de esperanza que el Jubileo 2025 pretende hacer resonar en estos tiempos convulsos”.
Así, en el breve documento “Orar con San Agustín”, elaborado por Fr. Fabián Martín Gómez OAR con apoyo en las Sagradas Escrituras, se nos ofrecen consejos para adentrarnos en ella mediante una clara pedagogía agustiniana.
De este modo, se insiste en que, para el ejercicio práctico de la oración de estilo agustiniano y propiciar el encuentro con Dios, hay que poner en el centro las tres virtudes teologales -fe, esperanza y caridad- y pedir la ayuda del Espíritu Santo. Asimismo, que entre las disposiciones interiores que facilitan la oración destaca aquélla que nos hace sentirnos mendigos de Dios y pobres delante del Dador de todo bien.
Por lo que se refiere a las actitudes que resultan necesarias para ponernos en oración, se explica que se requiere orar desde el interior, en la verdad (humildad) y abiertos a la transformación del corazón (conversión).
Sobre los medios para la oración, Fr. Fabián destaca la necesidad de dedicar tiempos regulares (método); apreciar el valor del silencio para escuchar a Aquél que habla al corazón, poner en juego toda nuestra afectividad (hablar de corazón a corazón) y fomentar una actitud corporal que despierte la devoción.
Además, en el documento se concretan los siguientes pasos para orar delante de un texto bíblico: Regresar al corazón; preparar el corazón; abrir el corazón, elevar el corazón y amar de corazón.
Por último, se nos advierte que debe existir sintonía entre las Escrituras y el corazón, entre la oración y la vida, con la finalidad de que siempre avancemos en el bien.
Accede al material pulsando en este enlace: orar-con-san-agustin
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LA RESURRECCIÓN DEL CRUCIFICADO
Jesús resucitado alimentó la fe de los discípulos. Les ayuda a comprender desde la fe que el que los llamó y les subyugó para seguirle es el mismo que se les presenta vivo de nuevo después de morir crucificado. Y todos los cristianos reciben también el don de la fe escuchando el anuncio de los apóstoles.
La resurrección del crucificado es el contenido central del anuncio cristiano, el pivote donde se asienta la verdad de nuestra fe en Cristo Jesús, el Señor. La estampa evangélica que la liturgia nos ha mostrado hoy habla claramente de ello. Y lo hace de forma singular. Sabéis que en la vida y en el arte son muy importantes los detalles. Ese pliegue del manto, la comisura de los labios, el gesto de unas manos, las venas que brotan desde el mármol, una mirada expresiva inmortalizan una estatua. ¡Qué vamos a decir del color y de la luz y de la composición de masas, tal como después de 14 años de restauración podemos otra vez contemplar en los solemnes frescos de la Capilla Sixtina de Miguel Ángel! Igualmente, los disonantes realzan los arpegios, el contrapunto le da novedad a la frase musical, los matices logran efectos especiales de armonía y contraste. Esto es así. Y Jesús lo sabe y, por eso, cuida los detalles.
Se escoge un nombre que significa “Salvador”. Llama al apostolado a hombres experimentados en la pesca. Cuando multiplica los panes, se preocupa de que no se pierdan las sobras. Les enseña a los discípulos cómo saludar a los extraños: “Paz a esta casa”. En el huerto se detiene a curar al criado, herido por la espada de Pedro. Hace coincidir su muerte con la víspera de Pascua, cuando se inmolaba el cordero ritual. Es sepultado en un sepulcro prestado, donde ninguno había sido enterrado todavía. Y después de su resurrección conserva las cicatrices de sus llagas. Y no se avergüenza de ellas, porque son un recuerdo de su pasión, un documento de identidad, como aparece en la escena del cenáculo, aquel primer domingo por la tarde ante sus discípulos. Jesús no es un fantasma, ni un advenedizo que se hace pasar por el Maestro. Es Él mismo, que nació de María y padeció bajo el poder de Poncio Pilato, el que conversó con la samaritana en el pozo de Jacob y miró de forma especial a Zaqueo, el que maldijo la higuera y llamó raza de víboras a los fariseos. Es el mismo Jesús que vive de forma distinta, como lo atestigua el hecho de atravesar las paredes de forma tan sorprendente. El que estaba muerto y bien muerto, ahora vive lleno de vida.
Fijaos. Las capas geológicas enseñan en sus estratos la evolución milenaria que dio consistencia a la tierra, fabricó los metales y preparó la cuna de la vida. Los árboles conservan en su tronco las iniciales y grabados que eternizan un amor. Los marinos ostentan tatuajes como testimonio de su valor y memoria indeleble de sus hazañas. Pero nosotros —quizá bastante a menudo— nos avergonzamos de nuestras cicatrices. Casi siempre las consideramos negativas. Y, sin embargo, ¡qué bien nos pueden hacer¡ Y ¡qué poco valdríamos sin aquéllas que nos deja el dolor en el rostro y en el alma! Hay que pensar que son positivas las cicatrices que nos dejan las propias equivocaciones. Nos enseñan a pensar y acrecientan nuestra capacidad de búsqueda. Son positivas y edificantes las que nos dejan los pecados, porque nos vuelven más humanos, más misericordiosos, más capaces de comprender a los demás. Son gloriosas las cicatrices de Jesús y también las nuestras, si nos ayudan a reconciliarnos con nuestra pequeñez, a aceptar con mansedumbre nuestras limitaciones, a esperar con más confianza la acción de Cristo resucitado en nuestra vida.
Tomás, el Mellizo, tuvo la mala suerte de no estar presente cuando Jesús se apareció a sus compañeros. Y se resistía a creer. A toro pasado podemos correr el peligro de ver en Tomás a un incrédulo tozudo y cerrado. Pero la cosa tuvo que ser más compleja, en aquellos momentos iniciales de un hecho tan desbordante, el único que se ha dado en toda la historia. Y, además, no es tan fácil creer en la vida eterna, sobre todo porque nos encanta ésta, la terrena, y apenas nos deja tiempo para pensar en otra alternativa. Y también porque creer no es saber cosas, sino saber vivir. Uno puede estar enterado de muchos misterios y verdades sobrenaturales y vivir como si tal, sin darse por aludido. También Tomás entendía las explicaciones de los apóstoles, pero él no había visto como ellos y sentía la angustia de la falta de evidencia que da la experiencia directa.
Jesús entendió su problema personal y condescendió a regalarle un encuentro físico que lo confirmara en la fe para siempre y nos enseñara a todos, de paso, a salvar tales exigencias. La dicha de la fe —dirá el Señor— no descansa en las señales sino en el amor, en el que Dios nos tiene y en el que nosotros le profesamos. Y otra cosa, quizá un requisito necesario para creer en circunstancias particularmente adversas sea la sencillez de espíritu, el buen corazón. Así lo atestiguan Dimas, el buen ladrón, y el centurión que clavó su lanza en el costado de Jesús.
En aquella figura deforme del madero “no había ninguna belleza”. Y, sin embargo, los dos creyeron. El primero vio en Jesús a un rey: “Acuérdate de mí cuando estés en tu reino”. El segundo vio al Hijo de Dios. De ahí las palabras de Jesús: “Dichosos los que creen sin haber visto”.
Porque más que de nuestros ojos hemos de fiarnos de nuestros oídos. Jesús ya no se aparece a nadie, ordinariamente. Es el anuncio de quienes lo vieron el que, a través de los siglos, va pasando de boca en boca hasta el último rincón de la tierra. Más aún, la fe de la que habla el evangelista Juan no es la posesión tranquila de una verdad, no es una conquista, un diploma conseguido, sino un itinerario con las consiguientes fatigas, sorpresas e incertidumbres. La fe no es una “seguridad”, sino la aceptación de un hecho —la resurrección de Cristo—, aunque no siempre estemos libres de dudas. “Creer —decía el Cardenal Newman— es ser capaces de soportar dudas”. Fiémonos de lo que nos han contado; alegrémonos de esas insignias de honor que son las cicatrices de Cristo y saltemos al vacío, como san Pablo, con su grito: “Sé y muy bien de quién me he fiado”.
Por expreso deseo del papa Juan Pablo II, a instancias de la beata Faustina Kowalska, este segundo domingo de Pascua tiene también ahora un matiz de “misericordia”. Encomendémonos al Señor resucitado, viendo en Él al Hijo en quien Dios Padre y el Espíritu Consolador han querido amarnos sin medida, perdonarnos los pecados, si nos arrepentimos y salvarnos para el cielo.
Santiago Marcilla (†), Agustino Recoleto
Contenido: Provincia San Nicolás de Tolentino
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