Dentro de la gran Familia Agustiniana, extendida por varios países, algunos, respondiendo al llamado del Señor, hemos optado por un camino de consagración a Dios más íntimamente, intentando seguir a Jesús más de cerca y con mayor libertad por medio de los consejos evangélicos de castidad, pobreza y obediencia, a sabiendas que desde el Bautismo ya somos consagrados. La fuerza del corazón que nos une es buscar a Dios en comunidad de hermanos, al estilo de los primeros cristianos: “Tenían una sola alma y un solo corazón orientados hacia Dios”. La identidad agustiniano-recoleta será especialmente evidente si imitamos a Nuestro Padre San Agustín en estos aspectos específicos:

  • Búsqueda constante de Dios por medio de una profunda vida interior-recogimiento y un amor práctico al prójimo.
  • Amor a la verdad, que requiere una sincera dedicación al estudio en las diversas etapas de la formación.
  • Vivir de todo corazón su “santo propósito” de una vida casta en comunidad, de acuerdo con el modelo de la primera comunidad de Jerusalén.
  • Profunda fe y en su singular amor a la Iglesia como madre.

Esta identidad agustino-recoleta se puede resumir en la búsqueda de Dios en una comunidad de hermanos en la que compartimos nuestra fe y nuestra vida, y de la cual recibe su impulso y su valor el servicio que de todo corazón desempeñamos en la Iglesia y en el mundo.

Si estás interesado en conocer nuestra comunidad religiosa, el aspirantado es el primer paso que nos acerca a la Orden de Agustinos Recoletos. En esta fase, los jóvenes con inquietud vocacional indagan sobre la espiritualidad agustiniana y comienzan a experimentar de cerca el estilo de vida que tienen los frailes.

Un joven que está caminando en el descubrimiento de su Proyecto de vida y explora diversas opciones que determinarán su futuro, es como una semilla que tiene que cultivarse hasta el momento en que comience a crecer, a formarse con una identidad particular. Lo mismo sucede con la vocación, para fortalecerse la cual debe pasar por tres etapas:

Despertar

El objetivo específico es el de descubrir, detectar, tomar conciencia de la vocación mediante la conversión, el crecimiento y el testimonio. En esta etapa se encuentran todos aquellos niños y jóvenes que están cursando grados inferiores al 11o. Además de todos los demás que se acercan por primera vez y que apenas inician el proceso.

Desarrollo

Es el tiempo propicio del fomentar y cultivar; del acompañamiento, del discernimiento. En el cual el candidato madura en su vocación, con una constante búsqueda y encuentro personal con el Señor, en compañía del animador vocacional.

Si quieres seguir a Cristo…¡Anímate! llámanos o escríbenos: WhatsApp +57 313 8511615

Dios nos ama y nos quiere felices, que tengamos una vida buena, agradable y perfecta (cf. Rom 12,2).

La vocación a ser persona y cristiano se puede vivir desde diferentes estados de vida o caminos vocacionales: laicos (matrimonios o solteros), religiosos (vida activa o contemplativa), sacerdotes (diocesano o religioso).

Toda vocación es un don de Dios. Es Él el que llama, quien vocaciona. No es uno que escoge la vocación que desea. Y Él elige a quien quiere y porque quiere. Pero Dios no te convierte en marionetas, sino que nos quiere y nos valora, confiándonos y llamándonos a una determinada vocación. Y, sobre todo, porque nos quiere felices. Y Él nunca defrauda.

De ahí surge la necesidad de ponerse a la escucha de la voz de Dios, de preguntarse: ¿qué quiere Dios de mí?

Dios ha llamado y llama a personas a seguirle, con radicalidad, en la vida religiosa agustiniana. También te puede llamar a ti. Escucha tu interior, responde a tu inquietud… Oremos por las #VocacionesOAR

Etapa de la formación inicial y académica en la vida Agustino Recoleta de la Provincia Nuestra Señora de la Candelaria.

El Seminario Mayor Filosofado San Agustín, ubicado en la Linda – Manizales – Colombia y el Postulantado San Agustín, ubicado en Guatemala son las casas de formación de la Provincia de Nuestra Señora de la Candelaria. En estos lugares se desarrolla la primera etapa de formación inicial correspondiente al propedéutico y postulantado, etapa en la cual se recibe la formación pertinente para la vida religiosa (la vida comunitaria, el estudio, el trabajo, la práctica cristiana, el contacto asiduo con el Señor y el carisma agustiniano), y la formación académica filosófica, brindando así espacios de discernimiento vocacional, de conocimiento y crecimiento en las distintas dimensiones de la persona en orden a la vida religiosa, como un acercamiento al ser de la Orden de Agustinos Recoletos.

Ser Agustino Recoleto… ¿Por qué no tú?

Vivir es arriesgarse,
definir el corazón inquieto en busca del amor.
Incansable corazón porque en el amor no hay límites.

Naturaleza

“El noviciado constituye la etapa del proceso formativo que prepara al aspirante de forma inmediata para la vida religiosa en la Orden (Plan de formación 242). Nuestro objetivo fundamental como novicios es profundizar más en el llamado que Dios nos ha hecho y asimilarlo al carisma de la familia agustino-recoleta, experimentando más de cerca su modo de vida, a través del encuentro personal y comunitario con Cristo (Cf. Const. 205).

Misión

Luego de haber recorrido un tiempo de postulantado donde hemos podido conocer un poco acerca de la vida religiosa, tenemos la oportunidad de discernir sobre nuestra vocación de manera más profunda y sincera, para así responder con generosidad al llamado que Dios nos ha hecho.

Visión

En la vida religiosa, el noviciado es una etapa de formación donde se debe generar una ruptura con la vida anterior, para asumir una vida nueva centrada en los valores del evangelio, para ello es necesario apartarse de los valores del mundo con plena conciencia de que atravesamos un momento significativo y esperamos que al final de esta etapa salgamos hombres nuevos que hemos sabido asumir con valor y tesón el compromiso de esta consagración que Dios y la Iglesia nos proponen en esta Orden de Agustinos Recoletos.

Nuestro quehacer

Nuestra experiencia transcurre en medio de la oración, el silencio, el trabajo manual, lectura personal, vida comunitaria, charlas referentes a la vida religiosa, etc. De lunes a jueves tenemos charlas en la mañana, el día viernes tenemos las charlas de educación religiosa en la Institución Educativa que está cerca del Convento, en las tardes unos días trabajo manual, otro caminata por los alrededores del Convento, deporte, limpieza del Convento, el día jueves desde las 5:00 p.m. hasta las 6:00 p.m. tenemos exposición del Santísimo con la intención de orar por las vocaciones; los fines de semana como el Convento es centro turístico colaboramos como guías en los recorridos. Todos los días celebramos la Eucaristía a las 6:00 p.m. en el Santuario que está dedicado a Nuestra Señora de la Candelaria. El día domingo la celebración eucarística conventual la tenemos a las 11:00 a.m.

CASA PROVINCIAL 2010 042 BB

En esta última etapa de la formación inicial, el nuevo profeso enriquece su vida consagrada con una intensa dedicación a la oración, el estudio y el servicio pastoral. Esta dedicación le ayuda eficazmente a madurar su vocación, de cara al compromiso definitivo con Dios en la profesión solemne o perpetua y a prepararse debidamente para su futuro apostolado.

En esta etapa el profeso vive ya su compromiso vocacional con respuestas cada día más conscientes y generosas. La fidelidad a su vocación exige del fraile un ejercicio de identidad religiosa y crecimiento continuo que, bajo la acción del Espíritu Santo, lo lleva a la total entrega al Señor.

Y… ¿Que hacemos?

¡Oramos!

En comunidad nos disponemos, a diferentes horas del día, a meditar con los salmos de la liturgia de las horas, uniéndonos así a la oración de la Iglesia ejercitándonos en la oración mental. También oramos con el santo Rosario, fortaleciendo nuestro amor mariano. No puede faltar la Eucaristía diaria, momento de encuentro con Cristo vivo y sustento necesario para nuestra vida consagrada. Por ello, el Agustino Recoleto se caracteriza por un ejercicio constante de interioridad, en donde se encuentra con Cristo maestro.

Compartimos

Uno de los elementos esenciales de nuestro carisma es la vida fraterna, la cual se desarrolla en distintos momentos, entre ellos:

La recreación, espacio comunitario en el que los religiosos al culminar su jornada comparten sobre las distintas experiencias del día, a partir del diálogo comunitario; el deporte, momento de esparcimiento donde los frailes se divierten a través de actividades físicas; las salidas comunitarias, espacio que busca seguir afianzando los lazos de hermandad en la vida religiosa, mediante paseos, caminatas, encuentros y celebraciones.

Estudiamos

Los frailes cursamos nuestros estudios teológicos en la Universitaria Agustiniana (Uniagustiniana) con los cuales nos preparamos en la comprensión de la fe para poder desarrollar el servicio que la Iglesia nos pide de anunciar el evangelio y fortalecer la vida cristiana.

Trabajamos

En el arreglo y buena disposición de la casa; también en el trabajo pastoral en diferentes ministerios, tales como parroquias, colegios y las misiones en Casanare.

Desde la profesión solemne o la ordenación sacerdotal, el religioso debe estar continuamente formándose espiritual, humana e intelectualmente para dar razón de su fe en un mundo de constantes cambios y alimentar continuamente su opción vocacional. Se trata de dar continuidad a la formación inicial y hacer de la preparación una disposición formal que permita afrontar los diversos retos que la misión y los tiempos van demandando.

Si el ejercicio de cualquier profesión exige como garantía de la propia competencia y eficacia, un itinerario formativo serio y orgánico en el que se amplíen los conocimiento y la capacidad de responder a los rápidos movimientos de la sociedad, la vida religiosa y su testimonio de Dios en el mundo, piden del consagrado una actualización, reflexión y profundización similar.

La formación permanente es una exigencia para los religiosos tras su profesión solemne y ordenación sacerdotal que les insta a conservar la grandeza y belleza del carisma recibido, según lo pide San Pablo a su discípulo Timoteo: “Reaviva el carisma que hay en ti”(2 Tim1,6), sirviendo de esta manera mejor a la comunidad religiosa, a la Iglesia y a la sociedad.

Se trata de una formación permanente porque, porque es un proceso abierto, continuo que se extiende durante toda la vida, profundizando y acrecentando las capacidades, competencias y conocimientos adquiridos durante la formación inicial, es una acción integral que tiene en cuenta las dimensiones humana, espiritual, intelectual, pastoral y carismática del religioso

Esto se logra por medio de medios como los ejercicios espirituales, reuniones de actualización pastoral, estudios de profundización académica, lectura continua, reflexión de la propia vida y otros que conceden una inquietud constante y el deseo de darse plena y cualificadamente en nombre de Dios al mundo.

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