El origen de los Agustinos Recoletos en Colombia se remonta a finales del siglo XVI cuando el sacerdote Agustino Mateo Delgado entró en contacto con unos ermitaños que habían construido una ermita a la Virgen de la Candelaria a orillas del río Gachaneca, donde actualmente se encuentra el Convento de El Desierto de la Candelaria, en Ráquira, Boyacá; a estos ermitaños les aconsejó que buscaran apoyo en los superiores de su Orden para transformar la ermita en un convento regular e implantar el estilo propio de las recolecciones.
Los ermitaños acogieron el consejo y en mayo de 1604 ofrecieron la ermita a la provincia agustiniana de Colombia con la condición de que colocaran en ella religiosos recoletos; el 29 de junio de ese año el consejo provincial aceptó la donación y encomendó al Provincial, padre Vicente Mallol, la redacción de los estatutos que deberían vivir los religiosos.