En 1903 León XIII incluyó la invocación «Madre del Buen Consejo» en la letanía lauretana. El culto a la Virgen con el título de Madre del Buen Consejo, difundido hoy por el mundo entero, tiene su origen en la ciudad de Genazzano, situada a las puertas de Roma, donde tiene un célebre santuario. El 25 de abril de 1467 un fresco que representaba a la Virgen con el Niño que abraza a la Madre, «apareció de modo admirable» sobre una pared de la iglesia agustina que se encontraba en restauración. Inmediatamente la iglesia se convirtió en meta de peregrinaciones y la imagen estática de la Virgen del Buen Consejo se difundió por el mundo entero.
Con razón honramos a María con el título del Buen Consejo, ya que ella es Madre de Cristo, «el Consejero admirable» (Is 9, 5), vivió bajo la guía del Espíritu de consejo y acogió íntimamente el eterno Consejo de recapitular todas las cosas en Cristo (cf. Ef 1, 10).
Al honrar a la Virgen del Buen Consejo queremos implorar de Dios el don del consejo, «para que nos haga conocer lo que agrada a Dios, y nos guíe en las peripecias de la vida».
La leyenda
Tras esta advocación existe una leyenda que data de 1467, la cual dice que durante la fiesta de la Virgen del Buen Consejo en Genazzano, se escuchó del cielo una música angelical que provenía de una nube blanca, muy luminosa.
La leyenda cuenta que un rayo de luz bajó hasta la pared del fondo de la capilla, mientras repicaban todas las campanas al unísono. Cuando la nube fue desapareciendo, los asistentes descubrieron la pintura que representa a la Virgen del Buen Consejo con su hijo en brazos. Esto llegó a oídos del Papa Paulo II, quién mandó a investigar el hecho y así se confirmó su veracidad. Luego de esto empezaron a suceder innumerables milagros como curaciones, conversiones y prodigios, atribuidos a la intervención de la Madre del Buen Consejo.
Muchos santos y beatos le han rendido homenajes a esta advocación, por ejemplo: Urbano VII, en 1630 fue en peregrinación para pedirle ayuda durante una plaga; Inocencio XI, coronó la imagen; Pio XII, la escogió como patrona de su pontificado.
Se dice que en la Segunda Guerra Mundial, el altar de la Basílica del Vaticano fue destruido por una bomba, pero la imagen de la Virgen permaneció intacta.
El agustino recoleto José Manuel González Durán ha puesto música, dentro de la colección ‘Todo en Dios’, al himno de vísperas de la liturgia agustiniana de las horas.
“Madre del Buen Consejo” es el título de la canción dedicada a Nuestra Señora, Madre del Buen Consejo, compuesto pro el cantautor agustino recoleto José Manuél González Durán. El religioso ha puesto música al himno de vísperas que se dedica a la advocación mariana en su día -26 de abril- en la liturgia agustiniana de las horas. La canción es el tercer tema de la colección ‘Todo en Dios’, que recoge canciones e himnos dedicados a los santos, devociones marianas y festividades de la familia agustiniana. Todas las composiciones han sido compuestas por José Manuel González Durán, con el arreglo musical de Andrés Tejero. El proyecto “Todo en Dios” es una iniciativa conjunta de la Oficina de Comunicación y el Secretariado General de Espiritualidad y Formación de la Orden de Agustinos Recoletos.
¡Oh, Consejo inefable
que hallo modo fecundo
de redimir al hombre
de vieja esclavitud,
al elegirte madre
para venir al mundo,
te enseñó a ser modelo
y escuela de virtud!
Y mientras las caricias
le ofreces de tu mano
qué arcanos celestiales
tu amor aprenderá,
y aquel humilde y pobre
taller del artesano
qué cátedra sublime
de santidad será.
ESTRIBILLO
Desde que diste al Verbo
naturaleza de hombre
Madre del Buen Consejo
te llama el pueblo fiel;
y al repetirlo encuentran
en este dulce nombre
el corazón consejo
y nuestros labios, miel.
Enséñanos, Señora,
cómo seguir sus huellas
y hacer de las alturas
camino de la cruz;
con tus dulces miradas
y tus virtudes bellas,
Madre del Buen Consejo,
llévanos a Jesús.
ESTRIBILLO
Desde que diste al Verbo
naturaleza de hombre
Madre del Buen Consejo
te llama el pueblo fiel;
y al repetirlo encuentran
en este dulce nombre
el corazón consejo
y nuestros labios, miel.
A ti, Verbo hecho carne,
nacido de María,
que redimiste al hombre
con infinito amor,
al Padre que te engendra
y al que procede de ambos
por siempre y por los siglos
sean gloria y honor.
ESTRIBILLO
Desde que diste al Verbo
naturaleza de hombre
Madre del Buen Consejo
te llama el pueblo fiel;
y al repetirlo encuentran
en este dulce nombre
el corazón consejo
y nuestros labios, miel.
el corazón, consejo
y nuestros labios, miel.