Los agustinos recoletos, como parte de la Iglesia universal, somos misioneros; además, por tradición y derecho de herencia, difundimos la caridad para implantar la Iglesia entre los pueblos que todavía no creen en Cristo, o para desarrollarla en aquellas regiones en las que no hay clero suficiente ni madurez de vida cristiana, ni suficiente predicación evangélica.