¿La vida religiosa es cosa del siglo pasado?

La llamada de Dios es siempre oportuna y clama por jóvenes cuyo corazón, como el de San Agustín, está inquieto por un gran cambio en sí mismos y en el mundo.
Ante un mundo que ofrece cada vez más opciones de consumo y entretenimiento superficial para los jóvenes, optar por un camino de desprendimiento, profundización de la espiritualidad y amor al prójimo parece a primera vista algo del siglo pasado, pero atención: no lo es. .
La llamada de Dios es siempre oportuna y clama por jóvenes cuyo corazón, como el de San Agustín, está inquieto por un gran cambio en sí mismos y en el mundo. Ante una sociedad líquida y agotada por una devoción exacerbada por el dinero y las cosas materiales, el retorno a la espiritualidad no es un privilegio, sino una necesidad de los nuevos tiempos. Por tanto, ser una persona espiritualizada y preocupada por la fraternidad es, sí, ser una persona adelantada a su tiempo.
Vocación de los nuevos tiempos
El escenario en el que los jóvenes viven las consecuencias de un mundo desequilibrado – y cada vez más en busca de la verdad, de la totalidad, de la comprensión de la esencia de la vida, de Dios y de la comprensión de toda la existencia – tal vez sea hora de volver a las raíces, a redescubrir la esencia de la vida religiosa. Más que nunca, necesitamos jóvenes que abracen la naturaleza liminal de sus vocaciones y reconozcan su papel social al encarnar los valores fundamentales de la fe cristiana y reverberar estos valores en el mundo.
En consecuencia, a partir de este renacimiento de la espiritualidad, la empatía con los demás cobra fuerza. El Papa Francisco, por ejemplo, viene advirtiendo constantemente de una Iglesia en salida, lo que significa una Iglesia sin poder, sin ostentación ni discriminación, que acoge a sus fieles y sale al encuentro de quienes viven la amarga experiencia de la exclusión y el abandono. . Y recordad que la Iglesia somos nosotros; así, “estamos llamados a este nuevo camino misionero”.
Por eso, necesitamos jóvenes dispuestos a generar y regenerar vidas cada día. El Señor quiere formar corazones capaces de gran ímpetu, generosos en la donación, compasivos para consolar las angustias y firmes para fortalecer las esperanzas.
Sobre todo, los religiosos necesitan responder a los signos de los tiempos con coraje, audacia e imaginación profética, renovando su mirada en Cristo y reapropiando sus carismas fundantes.
Cómo saber si sientes esa llamada
Jesús llamó a los apóstoles “los que Él quería”, después de pasar la noche en oración. Es Él quien llama a la vida religiosa y sacerdotal, que no es fácil.
La vida religiosa exige muchos sacrificios para ser “todo de Dios”, para estar al servicio de su Reino para la edificación de la Iglesia y la salvación de las almas. Es él quien pone en el corazón del joven el deseo de seguirlo radicalmente.


¿Quieres saber si sientes esta llamada? ¡Mira estos 5 consejos que preparamos para ti!
1. Tu corazón se siente inquieto y deseoso de entregar tu vida por completo a Dios, sin guardarte nada para ti.
2. Tener el deseo de trabajar como Jesús en la salvación de las almas y vivir sumergidos en el Señor.
3. Ama a la Iglesia con todo su corazón, haciéndola conocida, amada, respetada, obedecida y defendida.
4. Desea una vida de sencillez (pobreza), amor indiviso y puro (castidad) y apertura para anunciar el Evangelio a toda criatura (obediencia).
5. Deseos de vivir en comunidad de Hermanos, con una sola alma y un solo corazón dirigidos hacia Dios.
Joven, si sientes una de estas inquietudes en tu corazón, ¡habla con nosotros!
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