El Papa consagró a Rusia y Ucrania al Corazón Inmaculado de María, este 25 de marzo, pidiéndole «el fin de la guerra insensata”. El Pontífice mencionó que la consagración no es una fórmula mágica, sino un acto espiritual que refleja “la plena confianza de los hijos que, en la tribulación de esta guerra cruel e insensata que amenaza al mundo, recurren a la Madre, entregándose totalmente a Ella».
Los alumnos de todo el colegio participaron en esta consagración rindiendo a Rusia y Ucrania, en un acto simbólico, ante los pies de María. Esto nos recuerda cómo Jesús en la cruz nos deja un regalo tan hermoso, su propia Madre. Él mismo nos entrega a Ella, nos pone bajo su cuidado y su protección. También nos manda a que seamos sus hijos, que la adoptemos como tal: nuestra Madre Celestial.