Teologado Agustino Recoleto
En esta última etapa de la formación inicial, el nuevo profeso enriquece su vida consagrada con una intensa dedicación a la oración, el estudio y el servicio pastoral. Esta dedicación le ayuda eficazmente a madurar su vocación, de cara al compromiso definitivo con Dios en la profesión solemne o perpetua y a prepararse debidamente para su futuro apostolado.
En esta etapa el profeso vive ya su compromiso vocacional con respuestas cada día más conscientes y generosas. La fidelidad a su vocación exige del fraile un ejercicio de identidad religiosa y crecimiento continuo que, bajo la acción del Espíritu Santo, lo lleva a la total entrega al Señor.
Y… ¿Qué hacemos?
Oramos…En comunidad nos disponemos, a diferentes horas del día, a meditar con los salmos de la liturgia de las horas, uniéndonos así a la oración de la Iglesia ejercitándonos en la oración mental. También oramos con el santo Rosario, fortaleciendo nuestro amor mariano. No puede faltar la Eucaristía diaria, momento de encuentro con Cristo vivo y sustento necesario para nuestra vida consagrada. Por ello, el Agustino Recoleto se caracteriza por un ejercicio constante de interioridad, en donde se encuentra con Cristo maestro.
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